martes, 18 de agosto de 2009

Martes 18 de agosto

Los principios religiosos en la actividad política

...Más fundamentalmente, la incomodidad de algunos progresistas con cualquier indicio de religión a menudo nos ha impedido abordar eficazmente temas en términos morales. Parte del problema aquí es retórico: si despojamos al lenguaje del contenido religioso, perdemos el simbolismo y la terminología a través de los cuales millones de estadounidenses entienden tanto su moral personal como la justicia social.

Imagine el Segundo Discurso Inaugural de Lincoln sin referencias a "los juicios del Señor". O el discurso de King "Yo tengo un sueño" sin referencias a "todos los hijos de Dios". Sus invocaciones a una verdad superior ayudaron a inspirar lo que parecía imposible y llevó a la nación a abrazar un destino común.

Sin embargo, el hecho de no recurrir a los fundamentos morales de la nación por parte de los progresistas no es simplemente retórico. Nuestro temor a sonar como predicadores podría llevarnos también a desechar el papel que juegan los valores y la cultura en algunos de nuestros problemas sociales más urgentes.

Después de todo, los problemas de la pobreza y el racismo, la falta de seguro o de empleo, no son simplemente problemas técnicos que esperan el plan perfecto de diez puntos. Están arraigados tanto en la indiferencia social como en la insensibilidad individual, en las imperfecciones del hombre.

Resolver estos problemas requerirá cambios en la política del gobierno, pero requerirá también cambios en los corazones y cambios en las mentes. Yo creo que debemos mantener las armas fuera de nuestros centros urbanos y que nuestros líderes deben decirlo frente a las presiones de los fabricantes de armas, pero también creo que cuando un pandillero dispara a una multitud indiscriminadamente porque siente que alguien le faltó el respeto, tenemos un problema moral. Hay un agujero en el corazón de ese joven, un agujero que el gobierno solo no puede arreglar.

Creo en la implementación vigorosa de nuestras leyes contra la discriminación. Pero también creo que una transformación de la conciencia y un compromiso genuino con la diversidad de parte de los máximos responsables de las empresas de la nación podrían producir resultados más rápidos que un batallón de abogados. De todos modos, ellos tienen más abogados que nosotros.

Creo que debemos dedicar más dólares de nuestros impuestos para educar a niñas y niños pobres. Creo que la obra que Marian Wright Edelman ha hecho toda su vida es inequívocamente cómo debemos priorizar nuestros recursos en la nación más rica de la tierra. También pienso que debemos darles la información sobre contracepción que pueda evitar embarazos no deseados, reducir las tasas de abortos y ayudar a asegurar que todo hijo sea amado y valorado.

Pero, saben, mi Biblia me dice que si educamos a un niño en el camino que debe seguir, cuando sea mayor no se alejará de él. Así que creo que la fe y la orientación pueden ayudar a fortalecer la autoestima de una joven, el sentido de responsabilidad de un joven y un sentido de reverencia que todos los jóvenes deberían tener por el acto de intimidad sexual.

No estoy sugiriendo que todo progresista de pronto se ponga a usar terminología religiosa; eso puede ser peligroso. Nada es más transparente que las expresiones de fe inauténticas. Como mencionó Jim, algunos políticos vienen y aplauden –fuera de ritmo– con el coro. No necesitamos eso.

De hecho, porque no creo que los religiosos tengan un monopolio de la moral, prefiero que una persona fundamentada en la moral y la ética, y que sea secular también, afirme su moral, su ética y sus valores sin simular ser algo que no es. No necesita hacerlo. Ninguno de nosotros necesita hacerlo.

Pero, lo que estoy sugiriendo es esto: los secularistas están equivocados cuando piden a los creyentes que dejen su religión en la puerta antes de entrar al ambiente público. Frederick Douglas, Abraham Lincoln, Williams Jennings Bryant, Dorothy Day, Martin Luther King –por cierto, la mayoría de los grandes reformadores de la historia estadounidense– no sólo fueron motivados por la fe, sino que usaron repetidamente lenguaje religioso para argumentar a favor de sus causas. Así que decir que los hombres y mujeres no deberían inyectar su "moral personal" en los debates de política pública es un absurdo práctico. Nuestra ley es, por definición, una codificación de la moral, gran parte de la cual está basada en la tradición judeocristiana.

Además, si los progresistas nos despojamos de algunos de estos prejuicios, podríamos reconocer algunos valores que comparten tanto las personas religiosas como seculares que se superponen cuando se trata de la dirección material y moral de nuestro país. Podríamos reconocer que el llamado al sacrificio en aras de la próxima generación, la necesidad de pensar en términos de "tú" y no sólo de "yo", resuena en congregaciones religiosas de todo el país. Y podríamos darnos cuenta de que tenemos la capacidad de acercarnos a la comunidad evangélica e interactuar con millones de estadounidenses religiosos en el proyecto mayor de la renovación estadounidense...

[extraído del discurso "Nuestro pasado, nuestro futuro y nuestra visión para Estados Unidos" , pronunciado el 28 de junio de 2006]

Barack Obama

Barack Obama es el actual presidente de Estados Unidos (2009-2013)
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Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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