lunes, 5 de octubre de 2009

Lunes 5 de octubre

Siete niveles de acción evangélica en la política

Pocos temas generan tanta confusión como este: la relación de los evangélicos con la política. No hay duda de que la realidad cambia minuto a minuto; mucho más, si tenemos en cuenta los cambios que se producen en varias décadas; en las últimas, a los ojos de los evangélicos la política pasó de ser "algo del diablo", a ser una gran "tentación" para muchos líderes. Es necesario distinguir, por lo menos, siete niveles de acción evangélica en la política.

N1: Todo ciudadano argentino tiene derecho a expresar públicamente sus convicciones políticas. Esto forma parte de los derechos humanos inalienables, que no merecen mayor explicación, pero sí es necesario partir teóricamente de ellos, y reafirmarlos toda vez que sea posible (recuérdese que nuestras democracias latinoamericanas son tan jóvenes como frágiles).

N2: Todo evangélico tiene derecho a expresar públicamente sus convicciones políticas en el nivel de «política general» no-partidaria. Los evangélicos, como seres humanos, estamos contemplados en el derecho de expresar públicamente nuestra convicciones sobre cuestiones políticas generales, por ejemplo, si es lícito pagar impuestos, si es preferible un gobierno de "izquierda" o de "derecha", si es preferible fortalecer el MERCOSUR, o el ALCA, etc.

N3: Todo evangélico tiene derecho a expresar públicamente sus convicciones políticas partidarias. En este nivel ingresamos a la "política partidaria". Esto quiere decir, que cualquier evangélico tiene derecho a señalar, públicamente, qué candidato, candidata o partido político (¿todavía hay partidos políticos en la Argentina?) representa mejor tales o cuales cuestiones generales. Por ejemplo, un evangélico puede decir, públicamente, "para mí, el candidato X es la mejor opción, pues creo que respetará los derechos humanos y es el que mejor capacitado está para afrontar la crisis energética".

N4: Un pastor o líder evangélico reconocido tiene derecho a expresar sus convicciones políticas generales no-partidarias. Este nivel es similar al N2 (opiniones personales sobre política en sentido "general" o "genérico"); el punto agudo es que ahora se trata de un líder o pastor "reconocido". Con esto queremos destacar la problemática interna a las congregaciones evangélicas. Debemos reconocer que los pastores y líderes son personas públicas dentro de sus respectivos "radios de acción". Y por lo tanto, influyen sobre los demás. Mientras se trate de cuestiones de política general, no hay mayores problemas. En realidad, ¡buena falta hace que nuestros líderes reconozcan "la dimensión política del evangelio! (por ejemplo, la relación de los Derechos Humanos con el Evangelio de Jesucristo).

N5: Un pastor o líder evangélico reconocido tiene derecho a expresar sus convicciones políticas partidarias. Aquí comienza la "zona de riesgo parte I". Porque en este nivel un pastor o líder pasa de opinar sobre "política general" a "política partidaria". Como ciudadano y como evangélico tiene todo derecho a hacerlo; pero todos debemos reconocer el peligro de la manipulación que se encierra en este nivel: que la opinión personal del líder sobre el candidato X tenga influencia directa sobre lo que va a votar un miembro de su iglesia, o un seguidor de este líder reconocido.

N6: Un pastor o líder evangélico intenta que sus oyentes o lectores voten de acuerdo a sus propias convicciones políticas partidarias (las del líder) utilizando textos bíblicos o argumentos teológicos. El resultado, en los receptores, es el siguiente razonamiento: «un buen evangélico debería votar por el candidato X». Aquí entramos en "zona de riesgo parte II". Si un pastor ingresa a este nivel, claramente está intentando manipular a sus lectores u oyentes. Debemos resistir la manipulación a que podemos estar expuestos en eventos masivos, medios de comunicación, etc. ¿Cómo resistirla? Desnudándola, siendo conscientes de que se nos quiere manipular, debatiendo abiertamente sobre política general, e incluso, en los espacios que corresponda, sobre política partidaria. Por ejemplo, no estaría bien opinar sobre política partidaria desde el púlpito en una reunión dominical, pero sí quizá en un debate que se organice en la iglesia, para los interesados, y fuera del espacio de las reuniones habituales. Sería una buena contribución a la ética ciudadana de los evangélicos, y al deber de estar bien informados sobre las propuestas que podemos votar. Pero siempre evitando la manipulación.

N7: Un pastor de una iglesia local ejerce una manipulación sobre las conciencias de los miembros de su congregación utilizando textos bíblicos o argumentos teológicos. El resultado, en los miembros de la congregación, es el siguiente razonamiento: «un buen siervo del pastor X debería votar por el candidato Y». Aquí entramos a "zona de riesgo parte III", pues ya se trata de dinámicas internas a las congregaciones, y que no queremos repetir en la CERC. Entre otras cosas, subyace una mala comprensión de lo que significa la relación "siervo-pastor". Los miembros de la iglesia, y el pastor, todos deben tener una actitud servicial. Cada evangélico debe votar según su decisión personal y haciendo respetar su libertad de conciencia. Nunca quisiéramos que los miembros de la CERC votásen lo que dijeran sus líderes; a fin de evitar ese peligro, escribimos esta columna.

[tomado de http://www.recristo.com.ar/articulos/d_roldan_7_niveles.htm]

David Roldán

David Roldán es Presbítero Gobernante de la Comunidad Evangélica Restauración en Cristo, Licenciado en Teología, Investigador de Filosofía, Editor de la Revista Digital Teología y Cultura

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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