viernes, 9 de octubre de 2009

Viernes 9 de octubre

Conciencia profana e inspiración evangélica

... Una comunidad de hombres libres no puede vivir si su base espiritual es únicamente el derecho. El maquiavelismo y la política de dominación, respecto a los cuales la justicia y el derecho son un medio seguro para perderlo todo, son los enemigos natos de una comunidad de hombres libres. Lo que se conquista por la conciencia profana, si no se desvía hacia la barbarie, es la condenación de la política de dominación y de los medios inicuos y perversos en la conciencia de las naciones, el sentimiento profundo de que la justicia es la nodriza del orden y la injusticia el peor desorden, y la convicción de que la causa del bien y de la libertad del pueblo y la causa de la justicia política están sustancialmente ligadas.

Bajo la inspiración evangélica desconocida a menudo o desfigurada, pero activa, la conciencia profana no despertó sólo a la dignidad de la persona humana, sino también a las aspiraciones y al impulso que trabajan sus profundidades. En sí misma raíz de independencia, pero hundida en las violencias resultantes de la naturaleza material en el hombre y fuera del hombre, la persona tiende a sobrepasar esa violencia y a ganar su libertad de desarrollo. En el orden mismo de la vida espiritual el mensaje evangélico le revela que está llamada a la perfecta libertad de los que se convirtieron en un solo espíritu y amor con Dios, pero en el orden de la vida temporal lo que tal mensaje ha venido a estimular es la aspiración natural de la persona a la liberación de la miseria, de la servidumbre y de la explotación del hombre por el hombre.

Cuando se sabe que todo está hecho para la beatitud, no se tiene miedo a la muerte, pero uno no se resigna a la opresión y a la esclavitud de sus hermanos y aspira, para la vida terrestre de la humanidad, a un estado de emancipación conforme a su dignidad.

Lo adquirido por la conciencia profana, si no se desvía hacia la barbarie, es el sentido de la libertad, y la convicción de que la marcha hacia adelante de las sociedades humanas es una marcha hacia la conquista de la libertad conforme a la vocación de nuestra naturaleza.

En fin, bajo la inspiración evangélica en función de la historia, la conciencia profana ha comprendido que en las desgracias y en los dolores de nuestra existencia oprimida por las leyes de bronce de las necesidades biológicas y por el peso del orgullo, de la injusticia y la maldad de los hombres, un solo principio de liberación, un solo principio de esperanza, un solo principio de paz, puede levantar la masa de servidumbre e iniquidad y triunfar en ella, porque este princpio desciende en nosotros de la fuente creadora del mundo, más fuerte que el mundo: el amor fraternal cuya ley promulgó el Evangelio para escándalo de los poderosos, y que es, el cristiano lo sabe, la caridad misma de Dios derramada en los corazones...

[extraído de Cristianismo y Democracia, Editorial Dédao, Buenos Aires, pág. 61-62]

Jacques Maritain

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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