jueves, 30 de julio de 2009

Jueves 30 de julio

Obstáculos en el testimonio integral

Desde la perspectiva de la enseñanza del Nuevo Testamento, hay una sola manera de ser fieles al Evangelio en medio de la sociedad que no rodea, y es estar en el mundo sin ser del mundo. Para que esto sea posible, sin embargo, tenemos que superar varios obstáculos—obstáculos que podríamos agrupar en dos categorías: los que nos impiden estar en el mundo y los que nos impiden cumplir el requisito de no ser del mundo.

¿Qué nos impide estar en el mundo?

Entre las muchas razones que se podrían mencionar, destaco las siguientes:

* Un concepto errado de lo espiritual y la espiritualidad
Se concibe "lo espiritual" como algo separado de "lo secular" en vez de concebirlo como algo que se expresa a través de la totalidad de la realidad. Se piensa en la espiritualidad en términos de "separación del mundo" en vez de pensar en ella en términos del servicio al Dios de amor y justicia, en el poder del Espíritu, en medio de los conflictos que plantea la vida en el mundo.

* Un concepto errado del Reino de Dios
Se entiende el Reino de Dios como un reino que Dios establecerá en el futuro en vez de concebirlo como el poder de Dios que se manifestó como un reino de paz y justicia en la persona y obra de Jesucristo, que sigue actuando en la historia humana por la acción del Espíritu Santo, y que llegará su culminación cuando Cristo vuelva. Desde esta perspectiva, no se ve a la iglesia como una avanzada, un agente, una "comunidad del Rey" convocada a dar testimonio, en palabra y en acción, del amor y la justicia de Dios en medio de los reino de este mundo, sino como un grupo religioso afectado por una suerte de "parálisis escatológica". En la teología luterana de "los dos reinos" se concibe al Estado en términos de contención del pecado humano. Queda muy poco espacio para la participación de los cristianos en la vida política en función de una sociedad más justa. Se reserva la justicia de Dios para el acto mediante el cual Dios justifica al pecador, pero no se ve su importancia fundamental en el ámbito de las relaciones humanas.

* Un concepto errado de la obra de Jesucristo
Se reduce la obra de Jesucristo para hacer posible la reconciliación del ser humano con Dios en vez de entenderla como el medio provisto por Dios para la transformación de toda la persona para que deje de vivir para sí y viva para colaborar con Dios en su propósito de formar una nueva humanidad que refleje su amor y su justicia.

* Un concepto errado de la naturaleza de la salvación en Cristo Jesús
Se concibe la salvación en Cristo como la experiencia subjetiva de la "salvación del alma" en vez de concebirla como la salvación de la persona como un ser psíquico, espiritual y corporal, llamado a vivir en armonía con Dios, con el prójimo y con la creación.

* Un concepto errado de la iglesia
Se ve a la iglesia como la comunidad de los santos llamados a separarse literalmente del mundo en vez de verla como una comunidad llamada ser "sal de la tierra" y "luz del mundo".

* Un concepto errado de la misión de la iglesia
Se entiende la misión cristiana exclusivamente en términos de la comunicación verbal del evangelio para "salvar almas" y "plantar iglesias" en vez de entenderla en términos de la comunicación del evangelio por medio de todo lo que la iglesia es, hace y dice, incluyendo su acción en pro de la justicia, con miras a cumplir el propósito de Dios de redimir la totalidad de su creación..

¿Qué nos impide estar en el mundo sin ser del mundo?


Destaco tres obstáculos que nos impiden demostrar que no nos conformamos al mundo como sistema organizado del mal:

* Los poderes de las tinieblas
Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, el mal es una realidad que nos trasciende y se opone al cumplimiento del propósito de Dios en la vida humana. Según el apóstol Pablo, "nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerza espirituales malignas en las regiones celestiales" (Ef 6:12). Frente a esta realidad, la exhortación es a fortalecerse con "el gran poder del Señor" y a ponerse "toda la armadura de Dios", que incluye el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el calzado de la disposición a proclamar el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu (vv. 10, 13-17).

* El condicionamiento del "mundo" en un sentido negativo
En el momento actual "este mundo" es la sociedad de consumo, que absolutiza valores que se oponen a la voluntad de Dios, tales como el individualismo, el materialismo, el hedonismo. Son valores con los cuales la sociedad de consumo nos bombardea continuamente por medio de los medios de comunicación masiva. Donde priman esos valores, no hay lugar para los valores del Reino de Dios, tales como el amor y la justicia, la paz y la equidad. La iglesia debiera ser una suerte de termostato espiritual de la sociedad civil, no meramente un termómetro que registra la temperatura de la misma.

* Nuestras propias inclinaciones pecaminosas
Desde la perspectiva bíblica, nacemos con la inclinación a la búsqueda de aquello que nos produce satisfacción personal aunque eso requiera recurrir a medios que se oponen a la voluntad de Dios, dañan a nuestro prójimo, alteran la creación de Dios y al fin resultan nocivos para nosotros mismos. Esa inclinación nos impide comprometernos con la lucha por la justicia.

[extraído de "La iglesia de Cristo frente al desafío de la realidad socioeconómica actual" , Lupa Protestante]

C. René Padilla

El Dr. C. René Padilla es teólogo y presidente emérito de la Fundación Kairós (www.kairos.org.ar)

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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