La Declaración de Pasadena sobre Migración, Misión y Comunidad
Los participantes en la consulta "Migración, Misión y Comunidad", auspiciada por la Fraternidad Teológica Latinoamericana, reunidos en el Seminario Teológico Fuller (Pasadena, California) los días 27 y 28 de marzo, 2008, le agradecemos a Dios por el privilegio de haber participado en este encuentro . Nos hemos reunido para compartir nuestras experiencias y reflexiones sobre la tarea que el Señor nos ha encomendado y con un espíritu de amor fraternal y con esperanza en el Dios de justicia, emitimos la siguiente declaración como una expresión de lo que su Espíritu nos ha mostrado y de nuestro compromiso contraído con Él.
Nosotros/as, seguidores de Jesucristo, pastores/as, profesores/as, teólogos/as, y líderes denominacionales aquí representados/
Contexto
En todo el mundo hay un movimiento migratorio continuo, no sólo entre países sino al interior de los mismos. Al emigrar de regiones rurales a centros urbanos para lograr mejores condiciones de vida, el migrante frecuentemente experimenta prejuicio y rechazo. De manera similar, hay un gran flujo migratorio desde nuestros países latinoamericanos hacia los Estados Unidos y esto genera, a menudo, las mismas reacciones negativas que no permiten una integración plena de los inmigrantes a la sociedad estadounidense. La visión del Reino de Dios que incluye a gente de toda nación y lengua nos motiva a crear iglesias y comunidades que valoren las diferencias del estilo de vida de los inmigrantes. Mientras que en los Estados Unidos la ley le cierra el camino al inmigrante, en el Sur global se abren vías legales cada vez más amplias a las compañías multinacionales. Se logran acuerdos de comercio que facilitan la migración libre de capital, recursos, productos y ganancias. Sin embargo, se bloquea el tránsito libre de la mano de obra, del inmigrante, quien se ve cada vez más presionado a desplazarse por el efecto económico de estos mismos acuerdos. Lejos de tomar como marco inmutable las leyes actuales, y como iglesia que cree en el poder del Resucitado quien traspasó la frontera entre Dios y la humanidad, debemos ser los primeros en promover cambios en las leyes y en buscar otras alternativas que fomenten la integración de los inmigrantes en nuestra sociedad. Reconocemos también la necesidad de reformas migratorias integrales que tomen en cuenta los temas de trabajo, familia y seguridad entre otros. (Éxodo 1:8-14; Levítico 23:22; Ester 4:12-14; Rut 2:1-23; Jeremías 29:7; Lucas 10:1-12; Apocalipsis 7:9-17)
Dentro de este marco migratorio, la mujer enfrenta desafíos particulares, pues muchas de ellas se quedan solas en sus países esperando la ayuda económica de sus esposos, hermanos e hijos que han emigrado. A menudo interpretan la ausencia de sus seres queridos como un abandono emocional, y les toca jugar el papel de padre y madre para los hijos e hijas. Cuando se da el caso que la mujer emigra a otro país, ella tiene que enfrentar un nuevo entorno y debe aprender nuevas reglas de juego para sobrevivir y sacar adelante a su familia. Si es indocumentada, es muy difícil que encuentre protección legal en caso de abuso doméstico o de violación. Otro desafío se presenta dentro de la iglesia cuando las mujeres cristianas reciben el llamado al ministerio. Ellas tienen que enfrentar las restricciones del modelo patriarcal tanto en la cultura inmigrante como en la mayoritaria. Entonces ellas, bajo la guía del Espíritu, son pioneras en abrir camino para servir a su propio pueblo con la autoridad de pastoras y predicadoras. (Hechos 18:26; Romanos 16:1-2, 7; Gálatas 3:28)
Fundamentos bíblico/teológicos
La iglesia, el pueblo de Dios, es un pueblo peregrino, tanto en el sentido histórico/geográ
Afirmaciones
- Celebramos la presencia de las iglesias de los inmigrantes con su vitalidad y testimonio en los Estados Unidos.
- Celebramos el esfuerzo y diálogo que muchas iglesias han logrado para dar atención pastoral y ayuda legal a los indocumentados.
- Reconocemos que somos partícipes en los pecados estructurales, sistémicos, eclesiales, y familiares que afectan la situación de explotación de los inmigrantes.
- Aceptamos el reto de combatir el temor y el desconocimiento del "otro" que es diferente a nosotros. Nos comprometemos a promover un diálogo y acercamiento con las iglesias y los sectores no latinos de la sociedad.
- Reconocemos el llamado y ministerio de las mujeres dándoles las mismas oportunidades de educación, liderazgo y ministerio que los varones, reconociendo que su llamado viene del Espíritu.
- Declaramos que las iglesias deben emprender un proceso de educación continua sobre la situación de los inmigrantes con el fin de concientizar a nuestras comunidades de sus derechos y responsabilidades civiles.
- Reconocemos que las leyes actuales de inmigración contienen elementos abusivos e injustos; por lo tanto nos comprometemos a tomar iniciativas que promuevan cambios significativos en la legislación vigente.
- Declaramos que las iglesias deben facilitar la integración de los inmigrantes dentro de la sociedad así como el aprecio de su riqueza cultural por parte de la cultura mayoritaria.
[tomado de http://www.lupaprot
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