lunes, 9 de noviembre de 2009

Lunes 9 de noviembre

Federico Pagura, derechos humanos y Evangelio

No en vano suele repetir que los cristianos han de tener prohibida la resignación. Es, ciertamente, un hombre de esperanza. Sintonizado con su tiempo, no confundido con él, Federico Pagura, obispo emérito de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, fundador y co-presidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos es testimonio vívido de fidelidad a su época y a su fe en Jesucristo.

El primer día de agosto el tradicional templo metodista de Corrientes al 700, en pleno centro porteño, fue el válido escenario donde el pastor Rodney Page, en representación del Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos, le confirió el Premio Mauricio López con el que se distingue a quienes en América Latina se han destacado como defensores de los derechos humanos, la justicia y el bienestar de los pueblos de la región.

Allí estuvieron, entre tantos otros, muchos de los que han recogido el fruto de su incansable compromiso pastoral: desde las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, hasta los que supieron o compartieron su riesgoso trabajo con los refugiados chilenos en los primeros tiempos de la dictadura de Pinochet, pasando por los que lo acompañaron en sus doce años de ministerio desde su elección como obispo en 1997. Allí estuvieron, también, sus obispos católicos más amigos -entre los muchos que ha cosechado en la Iglesia católica a lo largo de una fecunda labor pastoral francamente comprometida con el diálogo ecuménico-, monseñores Rafael Rey, de Zárate-Campana, presidente de Cáritas; Jorge Novak, de Quilmes; Miguel Esteban Hesayne, emérito de Viedma.

Nacido hace 74 años en Arroyo Seco, Santa Fe, casado, padre de dos hijos, Federico Pagura se recibió de maestro y luego ya licenciado en teología fue ordenado pastor de la Iglesia Metodista en 1950. Miembro del directorio de Instituto por la Vida y por la Paz con sede en Suecia, que actualmente se ocupa de seguir el proceso de paz en Medio Oriente, desplegó gestiones en Nicaragua y en Guatemala en el trámite que permitió poner fin a la guerra en ese país.

Reconocido entre los que denunciaron y confrontaron con los métodos del terrorismo de Estado, esas acciones como su constante prédica en favor de la justicia las fundó siempre Pagura en su concepción cristiana de la dignidad del hombre y como parte inescindible de su compromiso pastoral.

El premio concedido a Pagura por el Consejo que agrupa en los Estados Unidos a la mayoría de las Iglesias protestantes, lleva el nombre de Mauricio López, filósofo, militante cristiano de la iglesia de los Hermanos Libres, rector de la universidad de San Luis a mediados de la década del 70, director del departamento de Iglesias y sociedad del Consejo Mundial de Iglesias, secuestrado y desaparecido en Mendoza a principios de 1977. La distinción, como bien lo subrayó la actual rectora de la Universidad de San Luis, la licenciada Esther Picco, honra la memoria de López y honra a quien lo recibe. Lo honra a él que nunca persiguió y fue perseguido. A él que muchas veces se arriesgó por defender los derechos de los otros y a eso, tal vez, se deba su desaparición. A él que pregonó y ejerció la tolerancia y cayó víctima de la intolerancia. Y honra a quien lo recibe porque significa el reconocimiento de una historia de lucha en relación con la defensa, la concientización y la educación en los derechos humanos.

La cita evangélica escogida por Pagura es inequívoca muestra de su personalidad pastoral: "¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorias como si no lo hubieras recibido?" (San Pablo a los cristianos de Corinto).

Tan elocuente como acudir a la encendida prosa de otro de sus amigos católicos, el arzobispo de San Pablo, don Evaristo Arns, para hallar respuesta a la crisis civilizatoria que denuncia: "Es preciso construir una economía con corazón, decidida por los que trabajan y por los excluidos del trabajo y no sólo por las leyes invisibles del mercado y las bolsas de valores… Creemos que podemos, a través de la ética, recrear una Patria Grande, solidaria y plural, si enfrentamos los problemas de las mayorías y no los caprichos de unos pocos en el poder".

Su apelación final adquirió particular resonancia. Fue un urgente y dramático llamado ecuménico, sintetizado por la expresión de una mujer, testigo pocos meses atrás en la catedral de Neuquén de una celebración interreligiosa dedicada a orar por la joven Teresa Rodríguez, muerta durante incidentes producidos en esa provincia: "Esa es la Iglesia que queremos". Y lo repitió Pagura para coronar su agradecimiento.

[tomado de http://www.revistacriterio.com.ar/iglesia/federico-pagura-derechos-humanos-y-evangelio/]

José Ignacio López, Revista Criterio, agosto 1997

Federico J. Pagura es actualmente Obispo emérito de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina.

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar


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