martes, 17 de noviembre de 2009

Martes 17 de noviembre

Robert Schuman, "santo laico" en política

"En la calma de esta residencia lorenesa, Robert Schuman echó las bases de la Europa unida, prenda de prosperidad y de paz en el mundo", puede leerse en la breve placa discretamente oculta por los muros de la casa burguesa de Scy-Chazelles, cerca de Metz, que el "padre de Europa" habitó durante cuarenta años. Casa situada en una terraza que domina el valle de Moselle, río que es símbolo de origen francés cuyas aguas corren hacia Alemania, según alusiones del propio Schuman que sus mejores biógrafos recogen. Allí vivió hasta 1963, año de su muerte, salvo el lapso 1940-45, cuando la casa estuvo confiscada por los nazis. En esa casa ocurrían los encuentros con el canciller alemán Konrad Adenauer, cristiano ferviente como él, luego su amigo y al cabo con él y De Gasperi, padres fundadores de la nueva Europa.

Del otro lado de la calle hay un monasterio de religiosas y una iglesia fortificada del siglo XII dedicada a San Quintin: allí está la tumba de Schuman. Sencilla, lugar de encuentro de peregrinos de toda Europa y de otras zonas del mundo.

Nacido en Luxemburgo en 1886, de madre alsaciana y padre luxemburgués, Robert hubo de ser ciudadano alemán por el hecho del tratado de 1871 con Alemania, estudiante bilingüe que dominaba tanto la lengua de Goethe como la de Balzac. "Es demasiado alemán para ser francés", diría de él Charles de Gaulle. Sin embargo esa doble pertenencia cultural tuvo su rol determinante en las bases de la reconciliacion franco-alemana. Tanto como la fortuna que reunió a aquellos hombres participantes de valores fundamentales comunes, con vocación universalista, puente para caminar desde los particularismos nacionales hacia una comunidad humana mayor.

Abogado brillante, doctorado en derecho, militante católico, diputado, elegido y reelecto varias veces, detenido por la Gestapo en 1940, huye de la residencia vigilada en el 42—, será diputado del MRP en el 45, ministro de Finanzas, presidente del Consejo y entre 1948 y 1952 ministro de Asuntos Extranjeros. Negocia el pacto de Bruselas (1948) y el pacto Atlántico (1949). El 9 de mayo de 1950 anunciará la "construcción de Europa". Tres años después deja el gobierno y se dedica a predicar a favor de la idea europea.

"Europa se hará de un alma en la diversidad de sus cualidades y aspiraciones", dirá. "La unidad de las concepciones fundamentales se concilia con la pluralidad de las tradiciones, y las convicciones con la responsabilidad de las opciones personales". En fin: "La Europa contemporánea será hecha de una coexistencia que no sea simple aglomeración de naciones rivales, periódicamente hostiles, sino como una comunidad de acción, libremente concertada y organizada". Luego: "La democracia no se improvisa. Europa aplicó más de un milenio de cristianismo a inspirarla. Creo", sigue Schuman, con Bergson que "la democracia es de esencia evangélica porque es animada por el amor. La democracia será cristiana, o no será. Una democracia anticristiana sería una caricatura que deriva en tiranía o anarquía".

Y algunas ideas sobre las condiciones para la construcción europea: "Son necesarias cláusulas de salvaguarda para limitar los riesgos cuando el compromiso es el de una nueva competencia. Es preciso armonizar las condiciones de producción, las legislaciones, la masa de salarios y las cargas, a fin de que cada país participante pueda sostener la libre confrontación con los otros. Toda comunidad viable exige que sean primero atenuadas, y eliminadas tanto como sea posible, esas diferencias de situación, para que una industria o una producción que no estarán más al abrigo del antiguo proteccionismo, no corran el riesgo de ser aplastadas…. Europa debe mostrar a la humanidad una ruta nueva, opuesta a todo servilismo, por la aceptación de una pluralidad de civilizaciones en respeto recíproco. Europa se busca, sabiendo que está en sus manos su propio porvenir. Nunca ha estado tan cerca de su objetivo. Dios quiera que no deje pasar la hora de su destino, última chance para su salvación…" (Citas de Pour l'Europe, Geneve, 1963).

El proceso de beatificación de Robert Schuman comenzó en 1990, medio siglo despues de su declaración anunciando la construcción europea. Decenas de testimonios, dictamen de una comisión de historiadores, luego de teólogos, para un trámite que puede demorar tres lustros y sin embargo, vista su complejidad, sería en ese supuesto razonablemente "breve". El capellán del monasterio benedictino de Oriocourt, Moselle, "postulador" de la causa por la beatificación de Schuman, suele describir el proceso: abierto como "servidor de Dios", si se reconoce la calidad de sus virtudes será "venerable", y si se comprueba un milagro físico obtenido despues de la muerte del venerable, por su mediación, "bienaventurado".

Recuerdo haber leído el testimonio del benedictino Bonert al periodismo en entrevista de este año. ¿Cree usted que la política europea de Robert Schuman podría ser considerada como un milagro? Respuesta: para el historiador y para la mayoría de los europeos puede ser interpretada como la intervención de Dios en la historia, pero la Congregación para las causas de los santos no reconocen milagros "históricos". ¿Qué hace entonces que Schuman pueda ser beatificado y eventualmente canonizado? Respuesta: su vida cristiana fue de gran calidad, pero lo más valioso fue la conexión entre su vida personal y su compromiso político, una relación extraordinaria, la expresión de "un santo laico en politica".

¿Qué mensajes evoca el proceso de beatificación de un hombre político? Primero, la vida pública de Schuman demuestra que es posible hacer política y tener las manos limpias; segundo, es oportuno saber que hay dos franceses en examen de beatificación -Schuman y el gaullista Edmond Michelet, republicano y demócrata- lo que para los galos demuestra "la estima y el respeto de la Iglesia por la cosa pública y sus mejores servidores"; por fin, a los responsables de la construcción europea Schuman les recuerda que Europa se construirá sobre la "caridad política". No se trata de "rehacer una Europa cristiana", sino afirmar el sentido comunitario y personalizante que el cristianismo evoca.

"La caridad política", proponia Robert Schuman, "es un lazo 'confederador' que reúne siempre la cultura de los derechos humanos".

[tomado de http://www.revistacriterio.com.ar/cultura/robert-schuman-santo-laico-en-politica/]

Carlos Floria - Criterio, diciembre de 2000

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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