jueves, 10 de diciembre de 2009

Jueves 10 de diciembre

Orar por las autoridades

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III. "Orar por las autoridades"

4. En este domingo, la Comisión Nacional Justicia y Paz nos exhorta "para pedir a Dios que ilumine a todas aquellas personas que tienen alguna responsabilidad pública y, en especial, a quienes asumirán en los próximos días como legisladores". La oración por la autoridad pública es un deber grave del cristiano, que recomendaban los Apóstoles aún cuando la autoridad los perseguía cruentamente. Así San Pablo: "Recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador" (1 Tm 2,1-3). El Misal Romano trae varios formularios de Misas por las autoridades. Con ello, la liturgia nos recuerda tres cosas: 1ª) que la autoridad debe ser respetada, pues viene de Dios; 2ª) que la autoridad es débil y necesita ser sostenida por nuestra oración; 3ª) que la autoridad sufre la tentación de extralimitarse y debe ser resistida firme y pacíficamente por el ciudadano cristiano.

IV. La vocación política: la más noble de las vocaciones

5. Ante la exhortación de la Comisión Justicia y Paz, conviene recordar que la vocación política es doble. Una, es universal. Todo hombre es por naturaleza un ser "político". "Animal político", lo definía Aristóteles. Es decir, todo hombre tiene derecho y obligación de contribuir a la organización de la "pólis", de la ciudad; o sea de la convivencia civil. Hay una segunda vocación política, que es particular, subordinada a la universal, por la que algunos se sienten llamados a procurar el bien común de manera concreta. Y ello, mediante: a) el servicio a la República en la administración pública; b) la militancia en un partido político a fin de ofrecer a la ciudadanía un proyecto de País en torno al cual dialogar con las otras fuerzas políticas; c) el ejercicio de la autoridad en algunos de los tres poderes, y en los diversos órdenes: municipal, provincial y nacional.

6. En razón de su ordenación a procurar el bien común, la vocación política particular es la más noble de las vocaciones terrenas. Pues ella, al procurar la justicia y la paz social, crea el clima en el cual florecen las demás vocaciones. Desde las vocaciones humanas fundamentales: formar familia, tener trabajo, vivir en paz. Hasta las vocaciones más avanzadas: la científica, la técnica, la artística, incluso la misma vocación religiosa.

V. La degradación de la vocación política en la Argentina

7. "Corruptio optimi, pessima", dice el proverbio latino. "La corrupción del mejor es la peor". En la Argentina, la vocación política, la más noble de las vocaciones particulares, desde hace muchos decenios está en gran medida en estado de descomposición. En décadas pretéritas se la quiso sanear con golpes militares, que le agregaron siempre nuevos males, y acabaron engendrando al peor monstruo de la historia argentina. Si fue terrible la subversión guerrillera, que pretendió instaurar la "Patria socialista" mediante un estado de terror que puso en jaque a las comisarías policiales y a los cuarteles militares, infinitamente más horrible fue el Terror de Estado instaurado por los militares en el poder, cuyas consecuencias todavía lloramos.

Pero hemos de reconocer que mientras las Fuerzas Armadas hicieron su "mea culpa", los grandes partidos no han intentado el mínimo reconocimiento de las responsabilidades que les caben en los grandes traumas del pasado y en la decadencia política de la República después de la restauración de la Democracia, la cual no ha cesado después del colapso del 2001.

El último invento, el de las "candidaturas testimoniales", impuesto por uno de los grandes partidos, es una vergüenza nacional. "Testimonio" es una palabra viril, que traduce la palabra griega "martyrion". "Testigo" o "mártir" es, en el lenguaje cristiano, aquel que muere por la verdad y la justicia perdonando a su verdugo. "Testimonial" en la Argentina ha llegado a significar todo lo contrario. Indica más bien a un hombre falso, pues se candidatea para un cargo público en virtud de alguna cualidad secundaria que lo hace expectable ante la sociedad, pero sin la menor voluntad de asumirlo. ¿En esta situación, pueden los partidos políticos merecer algún crédito? La responsabilidad en el descrédito es compartida. Es de los partidos. Y es de los ciudadanos que los votamos.

VI. Orar para repechar la cuesta de la decadencia

9. Orar por las autoridades, y en particular por los legisladores que asumirán el 10 de diciembre, es orar para tener el valor de mirar de frente la miseria a la que los argentinos, y en especial nuestras autoridades, han reducido la más noble de las vocaciones humanas, con terribles consecuencias para toda la sociedad. Es orar para repechar la cuesta. Es orar para que los legisladores tengan la humildad de saberse sometidos a una ley superior, escrita por Dios en el corazón y en la naturaleza de las cosas, que ellos también deben obedecer.

[extraído de http://www.aica.org/index2.php?pag=giaquinta091206]

Carmelo Giaquinta

Monseñor Carmelo Juan Giaquinta es arzobispo emérito de Resistencia - Homilía para el segundo domingo de Adviento (6 de diciembre 2009)

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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