Declaración de las Religiones sobre el Cambio Climático
En contradicción con estos principios, nosotros continuamos emitiendo gases de efecto invernadero que calientan el planeta, alteran el clima, acidifican nuestros océanos y ponen en peligro el futuro de la humanidad además del de todas las otras creaciones divinas.
Nosotros comprendemos hoy que el mundo natural es un sistema complejo y frágil, pero esto no impide que continuemos causando daños, quizás irreversibles, a los ecosistemas terrestres, acuáticos y atmosféricos. Los principios de nuestras creencias nos mantienen unidos en una llamada inmediata contra el cambio climático, y juntos todos, nos hemos unido para implorar una llamada urgente contra el cambio climático, y nos hemos aliado para la protección del planeta, de los pobres y de los que sufren.
Nosotros aceptamos y reconocemos a las ciencias que demuestran que el cambio climático es un problema serio. Insistimos para que nuestros dirigentes internacionales actúen como tales y que mantengan los objetivos que reflejan la realidad de la crisis climática.
Hacemos un llamamiento a todos los países del mundo a que reconozcan que la causa de los casos graves de subida del nivel del mar, de tormentas e inundaciones y sequías es el cambio climático, y pedimos que adopten medidas para dar sustento a los ciudadanos que lo necesiten para adaptarse, sobrevivir y prosperar.
Nosotros comprendemos que el cambio climático no es solo un síntoma de nuestra economía o una insuficiencia tecnológica: es un problema cultural, moral y espiritual.
Esta es una buena razón por la que deseamos reunir, a todas las religiones de la Tierra, para guiar e instruir a las personas que siguen la llamada de nuestras creencias. Debemos aprender a vivir juntos, a proteger los recursos, los ecosistemas y la biodiversidad de nuestro planeta.
El cambio climático se presenta con grandes peligros y enormes oportunidades. Reducir los niveles de emisión de gases de efecto invernadero va a proteger el planeta, estabilizar las economías y ayudar a los pobres que son a menudo las grandes víctimas de las catástrofes climáticas. Combatir la crisis climática nos presenta igualmente la oportunidad de unir a todos los pueblos por una causa común.
Ayudar a comunidades y especies vulnerables a sobrevivir y adaptarse al cambio climático da sentido a nuestra llamada a la sabiduría, piedad, y a los más altos valores humanos y éticos. Nos comprometemos a actuar, cambiar nuestros hábitos, elecciones, y la manera de ver el mundo – a aprender y enseñar a nuestras familias, amigos, y fe – a conservar los recursos limitados de nuestra casa común, el planeta Tierra, y a conservar las condiciones climáticas de las cuales depende la vida. Con este espíritu, llamamos a nuestros líderes de todo tipo de creencia, a los de nuestra fe, y a todas las gentes de la Tierra a aceptar la realidad del peligro inminente que afrontamos, de la urgencia de ejercer la responsabilidad y de la necesidad de actuar de manera inmediata. Esperamos que no van a fallar en la oportunidad de salvar el futuro de la humanidad.
[tomado de http://www.interfai
Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con
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