lunes, 7 de septiembre de 2009

Lunes 7 de septiembre

La revolución sin quórum

Las revoluciones exitosas en la historia siempre poseyeron un causal que ha motivado a los involucrados a empujar sus causas a la victoria final. Sin esclavitud en Egipto el Éxodo pierde su razón de ser. Sin degeneración religiosa no habría existido reforma protestante. Sin las terribles iniquidades de las revoluciones industriales no habría sucedido jamás la revolución bolchevique que clamaba por comida y libertad. Sin gente que sienta que hay injusticia por la que valga la pena levantarse, todo seguirá sin cambios. Quizá aún seríamos cazadores y recolectores.

La dicotomía opresor-oprimido tiene sentido para analizar las revoluciones. En ese contexto, un mecanismo para la perpetuación de la situación es manipular al oprimido de tal manera que considere que todo está bien, que no hay nada que cambiar o que la fuerza que lo exprime es demasiado grande para poder ser combatida. Con pan y circo los romanos olvidaban el día a día. Marx decía que la religión era el calmante principal que atontaba a los pueblos. Muchos pueblos antiguos optaban por el desarraigo, como los babilonios o los incas. Los nazis acallaban a todos a fuerza de tanques, SS y stukas.

En entornos más pequeños, con mucha frecuencia el oprimido no es conciente de su situación. A veces parece como si un masivo síndrome de Estocolmo poseyera a todos los que viven bajo el yugo, escuchando inverosímiles defensas de la situación degenerada. Esto se percibe en especial en los ambientes religiosos en donde se desarrollan comportamientos sectarios; literalmente la frase "lavado de cerebro" cobra aquí gran relevancia. ¿Cómo explicar que padres en su sano juicio permitan que su hija de 13 años se acueste con el líder de la secta y que consideren esto como un gran honor? ¿Cómo entender los miles de soles que los seguidores de "Pare de sufrir" entregan semana a semana a cambio de utensilios carentes de valor, como agua del río Jordán venida directamente del caño del lavadero de la cocina del local de la secta? ¿Cómo comprender a gente pensante que esté dispuesta al suicidio comunitario porque alguien recibió un mandato de quien sabe dónde? Y no pensemos que esto es exclusivo del ambiente religioso. Pensemos en Hitler y su obra en el país cuna de la Reforma, Kant, Hegel, Nietzsche y los avances teológicos más importantes.

Con frecuencia, es más difícil categorizar a la gente en la dicotomía opresor-oprimido. En especial, cuando encontramos matices opresores, junto con desenvolvimientos "estándares-normales" de las relaciones personales. ¿Encontramos aquí las manipulaciones amorosas? ¿La educación mecánica que no fomenta el pensamiento crítico ni la construcción de nuevos paradigmas, que promueve el que otros piensen por nosotros? ¿Los deseos autoritarios de los líderes políticos, sociales y religiosos? Lo peor en esta situación es que el "oprimido" no quiere ver la situación; se siente cómodo como está. Piensa que todo le hace bien, que eso es la panacea, la solución a todos sus conflictos emocionales y hasta espirituales.

Pensemos en la moda de los esquemas dictatoriales en América Latina (Chávez, Morales, Ortega, Correa, y Uribe también). Todos son altamente populares. Pensemos en el enamorado que acepta vez tras vez los desplantes de la amada. Ella hace lo que quiere con él, pero a él no le interesa, hasta se puede decir que es feliz. Pensemos en los muchos pastores con reminiscencias autoritarias (abundantísimos por aquí), con una congregación radiante con él, absolutamente dependiente de sus mandatos y directivas. En este escenario, no hay revolución posible. Los chavistas nos agarrarán a balazos, el enamorado seguirá su camino ofendido con nosotros, los feligreses nos acusarán de fríos, liberales, poco espirituales, herejes, ateos, peligrosos o mundanos. Como dije antes, sin gente que sienta que hay injusticia por la que valga la pena levantarse, todo seguirá igual.

La cuestión es qué hacer si no hay revolución posible por falta de quórum. Una alternativa es la estrategia de la gota en la roca: una tras otra, con los años hará un agujero, esto es, con décadas de sutilezas la gente se dará cuenta de los problemas. Otra alternativa es la del kamikaze: se lanza contra el palacio presidencial o el púlpito para llamar la atención del público de una manera directa y contundente. Otra es la nihilista: vivir los placeres de la vida y que los demás se autodestruyan si quieren, total, cada uno es libre y el que le gusta estar oprimido sin que se de cuenta pues es su problema. Otra es la del camarón dormido: dejarse llevar por la corriente y no hacer nada de nada. También está la del puritano británico: cruzar el mar para construir todo desde cero, sin que nos quieran matar en el intento. También está la alternativa Matrix: ir liberando uno por uno, a quien escuche el mensaje o al que sospecha que algo está raro: le acabamos haciendo escoger entre la pastilla roja o azul.

En realidad, las revoluciones entran en el horizonte del depende. La Biblia habla de vocación profética que denuncia la injusticia y la infidelidad pagana contra Dios, y vemos al mismo tiempo a un Cristo que cara a cara se enfrenta a la religiosidad manipuladora de su época, lo que lo llevó a la muerte en la cruz. Pero Esdras reconstruye el judaísmo casi desde cero, y Pablo arma las bases teológicas de la nueva fe basada en el sacrificio de Jesucristo partiendo del Antiguo Testamento, pero generando algo completamente novedoso. Josías transforma el culto desde dentro; Elías combate a los sacerdotes de Baal desde fuera. Parece ser algo ecléctica la respuesta, totalmente dependiente del llamado personal de cada uno. Unos somos Juanes Bautistas, otros Pablos, otros seremos Pedros y quizá algunos sean llamados a liderar a los macabeos. A lo que no nos llaman es a no hacer nada. Eso si no cabe en las opciones.

[tomado de http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1918&Itemid=127]

Abel García García, Perú

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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