miércoles, 9 de septiembre de 2009

Miércoles 9 de septiembre

La teología no debe temer mezclarse con la política

El importante teólogo argentino Néstor Míguez acaba de publicar un artículo titulado "La realidad sociopolítica interpela a la teología", donde realiza una serie de interesantes cuestionamientos acerca del papel de esa disciplina en relación al contexto donde se desarrolla.

"¿Corresponde a la teología decir una palabra sobre la realidad social, dejarse interrogar o hasta cuestionar, en el sentido más extremo de la palabra, por la política?", se pregunta Míguez, como parte de un grupo de interrogantes que contraponen el sentido eterno de la Palabra a los asuntos temporales y los vaivenes políticos.

Afirma que hay sectores que piensan que no es bueno para la teología, como expresión de la fe, "dejarse enredar en esas cuestiones, que pierda su distancia con lo temporal. Esa respuesta, que hoy subsiste en muchos cristianos, que lo dicen explícitamente o lo muestran en sus actitudes, cumpliendo los ritos religiosos, pero no aventurándose más allá de ello. Aunque quienes dicen esto muchas veces hagan, en las sombras, acuerdos políticos explícitos o implícitos."

Habla, luego, de una segunda postura en que algunos aceptarían que la disciplina se pronuncie sobre la realidad mundial, pero desde una perspectiva de objetividad evitando los compromisos sectoriales o los apoyos partidarios.

"Algunos van más lejos todavía. Afirman que la teología puede elevar su voz profética, debe amonestar y advertir, incluso señalar caminos de mayor bienestar y reconciliación social, de pacificación, pero sin embanderarse políticamente." Señalando que ella deberá hacer postulados éticos y exigencias referidas a la verdad y a la justicia, pero más bien de una manera abstracta "sin bajar a la arena de las luchas por el poder, sin contaminarse con los espurios juegos de los intereses en pugna."

A continuación el doctor en teología aporta una interesante reflexión que rompe con tales posiciones, cuando expresa que: "la reflexión teológica, como palabra desde la fe, debe poder ayudarnos a pensar la realidad humana en la que nos movemos, a enfrentar los dilemas que la vida nos pone por delante, a buscar caminos a través de los cuáles responder a las demandas sociales que son parte de nuestra compleja realidad. No alcanza con que nos explique (y a veces complique) las verdades religiosas o los dogmas de fe, ni que incursione en la exégesis de los textos sagrados (lo que sería la primer postura). Si bien esa también es parte de nuestra tarea como teólogos (y todos los creyentes en alguna medida lo somos, personal y colectivamente), esto será medio inútil si esa Palabra no se hace testimonio concreto en la vida, en nuestra práctica y en la forma en que participamos de la vida comunitaria, de la realidad social."

De igual modo se refiere a que quienes asumen la teología desde esta otra perspectiva "se hacen cargo de los dolores y heridas que abre la inequidad, la pobreza, el sufrimiento de los débiles, y responden afirmativamente, con su pensamiento y con su servicio" tratando de actuar, desde las estructuras eclesiales y a través de declaraciones y reclamos de organizaciones de la sociedad civil, en función de un compromiso más concreto "donde puedan cumplir con su vocación evangélica de servir a los necesitados, sin que ello implique meterse directamente con las estructuras de poder, jugar en los juegos impuros de la sociedad (suciedad) política."

Mas se cuestiona si se puede concretar algo para remediar las injusticias que se condenan sin contaminarse "con la áspera y muchas veces ambigua realidad del mundo político", si no se actúa, precisamente, desde los contextos donde se deciden esas políticas, desde dentro de los espacios donde se establece y distribuye el poder; si es que la teología puede actuar a distancia, desde terreno neutral, sin contaminarse y hacer su papel. "¿Es posible una tercera respuesta, que acepte lo político y la política en su concretidad cotidiana como un terreno de elaboración teológica?"

Concluye Míguez, luego de colocar ejemplos actuales en su análisis como el caso de Honduras, que la realidad siempre interpela a la teología no solamente preguntándole de qué lado está, sino qué puede, quiere o está dispuesta hacer en bien de los pobres, los desvalidos, los excluidos, las víctimas de la explotación y el prejuicio, el abuso y la violencia de los poderosos.

"O, para ser más precisos, la teología como elaboración teórica y constructora de subjetividad, como motora de emociones y afectos, debe proveer a los creyentes el sustento y la fuerza para una militancia que no tema mezclarse con el barro de las decisiones ambiguas y los compromisos temporales que encierra la política. Porque también en ello se juega nuestra posibilidad de realmente dar respuesta efectiva a los dilemas de la vida social, al reclamo del Reinado de Dios y su justicia, aunque sea como adelantos provisorios, como señales anticipatorias de la plenitud de vida a la que nos mueve la fe."

[tomado de http://www.alcnoticias.org/interior.php?lang=687&codigo=14865]

Guillermo Meléndez, San José, viernes, 4 de septiembre de 2009

Nota: Esta reflexión es un aporte al diálogo entre la fe y la política y no implica ninguna relación del autor con la Coalición Cívica. Para suscribirse al servicio gratuito de reflexiones diarias sobre la política desde la fe, envíe un mensaje en blanco a: elcorazondelapolitica-subscribe@gruposyahoo.com.ar

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